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El origen de nuestra historia

 

1. La heladería

 

El Proyecto Balvanera nació en Enero del 2015.

Comenzó cuando una tarde de pavimento y calor Josie Watson se sentó en la heladería Mocambo que estaba en la esquina de Pichincha y Venezuela a mirar a los transeúntes pasar. La heladería tenía ese “no se qué” de las calles porteñas que reunía en su sencillo espacio a los vecinos. Esta fraternidad era fruto del cariño del dueño, Oscar Luna Yañez, quien le daba un espacio a los nuevos llegados al barrio, les pregunta de dónde venían, a qué se dedicarían y por cortecía el primer helado era gratis.

 

En la heladería se comenzaba por un dulce o un café y se termina trasnochando con las persianas bajas en encuentros de guitarras, cantores, vino o cerveza de quienes al pasar reconocían la luz está encendida detrás de la persiana baja y se sumaban al encuentro de vecinos. La mayoría artistas, literarios, actores, músicos, comerciantes y trabajadores. Nos reunía el arte en todos sus idiomas y el encuentro con el otro desde la diferencia.

 

La heladería era un hito que lograba romper el ritmo de vida moderna y convertía su radio de 2 cuadras a la redonda en un barrio como los de antes. Como una vez fue Balvanera es como es hoy para nosotros.

2. Soñar es desear

 

Fue en la heladería, esa tarde, cuando Josie le preguntó a su apodada "Pepa", la hija de Oscar, que atendía en el mostrador:

 

- “Pepa…”

- “Qué pasa pepi?”

- “Sabés, hace rato que tengo ganas de pintar un mural en el barrio… es el primer lugar en el mundo en el que siento que pertenezco… ¿No sabrás de alguna pared por acá, de algún vecino, que quiera que le pinten?”. Josie no tenía idea de cuánto movilizaría ese deseo.

- “Pepi, si… ¿Porqué no le tocás el timbre a María Teresa que quiere que le pinten la pared de su casa?”.

 

Josie tocó el timbre donde le indicó Pepa y conoció a María Teresa. María Teresa escuchó la energía de la joven maravillada y sin poder parar de sonreir le respondió: “Vos no tenés idea de lo que me estás ofreciendo… Si! No solo quiero que me pintes mi pared! Quiero que me pintes la calle entera!"

 

Resulta ser que era el día del cumpleaños de María Teresa y conmovida por este regalo de la vida, le contó que una vez había soñado que el cruce de las calles Venezuela y Pasco (a media cuadra de la heladería Mocambo) se mostraba pintorezca gracias a murales coloridos hechos en el barrio, que atraían la generación de vistosos bares porteños.

 

El barrio no se veía triste y gris en su sueño, sino alegre y lleno de juventud. El sentimiento con el que se despertó de ese sueño imprimió en ella un deseo que jamás olvidó y que volvía a ella con la visita de la artista. Decidieron comenzar pronto, ya que sentían ese entusiasmo que solo augura éxito y proyectaron como primer objetivo realizar  un mural pequeño en su fachada.

3. La primer donación

 

A los pocos días de esa primer reunión María Teresa organizó su festejo de cumpleaños. Le contaron a los invitados con entusiasmo de la idea que tenían y se animaron a poner en palabras su sueño, sin miedo a que se lo llevase el viento. Los invitados le vieron futuro al proyecto de las dos mujeres. Todo parecía ir como en una nube. Nadie esperaba que el primer contacto con la tierra llegase tan pronto. Cuando Josie se retiraba de la reunión encontró junto a su mítica cartera roja un sobrecito verde. Extrañada lo levantó y sin comprender mucho miró a los invitados. Una persona sonreía con timidez. Gigi Gamble, una amiga extranjera, les obsequió la primer donación de veinte dólares, que servirían justo para comparar la pintura necesaria. Ninguna esperaba ese gesto tan grande. Sintieron que les daban el primer empujón y se animaron a planificar la primera prueba.

4. Mi Buenos Aires Querido

 

María Teresa quería comenzar por un elemento sencillo en la puerta de su casa. Inspirada en un pentagrama de otro tema musical que vio al salir de una función en un Teatro del “Under” de Balvanera, pensó en eso que produce este enigmático barrio en la gente: Volver.

 

Las personas que pasan por Balvanera, vuelven... ni hablar de los que se quedan. María Teresa eligió el tango “Mi Buenos Aires querido" y decidió que pondrían esa primer frase, para insinuar a la siguiente "... cuando yo te vuelvo a ver”. De esa manera el que pase por el mural cantaría el tema y el espíritu de volver se expresaría en su interior.

5. El primer mural

 

El pentagrama fue el rompehielo con el que María Teresa López y Josie Watson, quien sería directora del nuevo proyecto, se conocieron en la experiencia del proceso mural y consolidaron su vínculo.

 

En el mural siguiente María Teresa le solicitó al local del muebles próximo su abandonada pared trasera. La dueña, sin dudarlo, aceptó. Dedicaron sus días más sacrificados: los domingos a las 15 hs. A pesar del cansancio de la semana, que las dejaba más listas para una siesta recuperadora que para subir la escalera de dos metros, no dudaron en dejar siempre todo lo mejor de ellas en la pared y pintar inclusive en las temperaturas difíciles del invierno.

 

A voluntad se forjarían el extensor, los pinceles, rodillos y muchísima energía.

PROCESO DE "MI BUENOS AIRES QUERIDO"

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